Ahora en serio, muchas veces es nuestro temor el que nos impide acudir a la notaría a formalizar nuestras últimas voluntades. No nos gusta pensar en la muerte (sobre todo en la nuestra), pero es imprescindible dejarlo todo atado.
¿Por qué te digo esto? Porque en el despacho nos hemos encontrado con sucesiones intestadas que han sido más complicadas de resolver que un sudoku de esos en los que te ponen cuatro números escasos. Sobre todo cuando lo que se trata es de gestionar la herencia del bisabuelo aquel que murió hace tantísimos años… sí, esa finca (o casa) de la que nunca se arreglaron los papeles. Os aseguro que es para empezar a sudar tinta y no parar.
Hacer testamento tiene dos ventajas esenciales y que no hay que dejar pasar de largo: (más…)